Las ETS son un problema cada vez mayor. De acuerdo con la OMS, cada día se registra cerca de un millón de nuevos casos considerados "curables". Sin embargo, no solo afectan a la persona que la tiene si no también puede afectar a los más pequeños. Se estima que en 2016 aproximadamente hubo unas 200000 muertes fetales y de recién nacidos.
Las ETS tienen su origen mucho tiempo atrás, a finales del siglo XV, en la época del descubrimiento de América.
En el siglo XVIII y XIX, el mercurio, el arsénico y el azufre eran los fármacos que se usaban para tratar las enfermedades venéreas. El empleo de estas sustancias dio lugar a serios efectos secundarios, con un desenlace en el que muchas personas encontraban la muerte por envenenamiento.
Estas enfermedades no tuvieron cura hasta el siglo XX cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina.
En los años 60, con la época del "amor libre" empezaron a surgir una serie de cambios socioculturales, económicos, biológicos y genéticos que favorecieron el desarrollo de las ETS.
Los datos recibidos de diferentes países indica que la mayor proporción de casos ocurre en personas entre 15-49 años. Por otra parte, los países donde se registra un mayor número de ETS son pertenecientes al continente americano y al suroeste asiático, mientras que dichas enfermedades tienen menor incidencia en Europa y el norte de Asia y en Oriente Medio, en este último quizás debido a la menor diversidad de relaciones sexuales consecuente del factor religioso musulmán.
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